Si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.
Miguel de Cervantes
Cómo pretendes que otro guarde tu secreto si tú mismo, al confiárselo, no lo has sabido guardar.
François de La Rochefoucauld
La vida de cada hombre es un cuento de hadas escrito por la mano del Señor.
Hans Christian Andersen
La eternidad no era otra cosa que la liberación del tiempo, era en cierto modo su vuelta a la inocencia, su retransformación en espacio.
Hermann Hesse
Hay que ser constantes traperos en el montón de las mentiras, para encontrar de tarde en tarde alguna verdad.
Jacinto Benavente
Para mà es: agua en espalda de pato.
John Benjamin Toshack
Dicen que soy un gran escritor. Agradezco esa curiosa opinión, pero no la comparto. El dÃa de mañana, algunos lúcidos la refutarán fácilmente y me tildarán de impostor o chapucero o de ambas cosas a la vez.
Jorge Luis Borges
Hay momentos en que estás perdida y crees que lo mejor es suicidarte. Quizás serÃa maravilloso decir que te arrepientes, ¿pero acaso puedes arrepentirte cuando no hay alternativa? Nadie va a perdonarme.
Julianne Moore
Esta es la tarea de cada ser humano: atravesar la vida terrenal en busca de su propia sombra, para llevarla a la luz y caminar el propio sendero de sanación.
Laura Gutman
Pero tenemos la obligación de esconder nuestro dolor para no aumentar el de los que nos rodean. Y ello es también un deber para con nosotros mismos, puesto que una pena excesiva impide cualquier posibilidad de consuelo y perfección, además de hacernos olvidar nuestras tareas cotidianas.
Mary Shelley
Nadie puede representar al pueblo libio, ni siquiera Gadafi.
Muamar el Gadafi
Las buenas palabras, la sonrisa, y los hechos buenos, son los rayos del Sol, reflejados en el alma del hombre.
Nicolae Iorga
La calle lo aviva a uno. Nadie es malo de chico, pero no se la puedo vender cambiada diciéndole que era un santo, que hacÃa bien los deberes, que no fumaba a escondidas bajo el puente y que iba a misa los domingos. Todos me lo cantaban en el barrio: vas a ser boxeador, y a fuerza de repetÃrmelo, me lo creÃ
Oscar Bonavena
El ajedrez como la música o el amor, tiene el poder de hacer feliz a la gente.
Siegbert Tarrasch
Siempre hay que elegir el menor entre dos males.
Tomás de Kempis
En este momento todos los bares están llenos de hombres vacÃos.
Vinicius de Moraes