El ver mucho y leer mucho aviva los ingenios de los hombres.
Miguel de Cervantes
No debe olvidarse nunca que las guerras más implacables no son nunca las guerras por cosas; son las guerras por la insensateces que han dicho de las cosas tales o cuales elocuentes idealismos; en otros términos, las guerras de religión.
Aldous Huxley
Enuncia tu verdad de manera clara y serena y escucha a los demás, incluso al que crees torpe e ignorante ya que también ellos tienen su historia.
Anónimo
Mónica Naranjo es una sensei de la música española. Es de las voces privilegiadas que no pasará de moda jamás.
Chenoa
Se puede calificar de hombre superior el que primero pone en práctica sus ideas, y después predica a los demás lo que él ya realiza.
Confucio
Los espejos te reflejan y reflejan la realidad aunque no nos guste.
Eduardo Galeano
Si los que vienen alimentaran su nostalgia con una buena postal, al menos, del paseo nosotros seriamos capaces de recibirlos aquí en gloria y majestad pero ellos tienen su tambor y nosotros el nuestro.
Enrique Lihn
Por todas partes resuena la voz de quienes predican la muerte: y la tierra está llena de seres a quienes hay que predicar la muerte. O "la vida eterna": para mí es lo mismo, - ¡con tal de que se marchen pronto a ella!
Friedrich Nietzsche
Os tumbo a todos como a fichas de dominó, mi flow es celebérrimo, ¡por eso Kase-O rimó!
Kase.O
Grigori y sus hombres luchaban con ahínco cuando las órdenes tenían alguna lógica. De lo contrario, consagraban sus energías a permanecer fuera de la línea de fuego. Grigori había llegado a dominar esa táctica, y de este modo se había granjeado la lealtad de su pelotón.
Ken Follett
La idea vino como un flash de rayos y en un instante la verdad se reveló.
Nikola Tesla
La realidad no existe si no hay imaginación para verla.
Paul Auster
El cerebro no es un vaso para llenar, sino una lámpara para encender.
Plutarco
Desconfío de los hombres callados. Aprovechan el peor momento para hablar y siempre dicen lo que no deben.
Sydney Greenstreet
Cuando se hace el bien es preciso hacerlo alegremente.
Talmud
Sólo Dios sabe por qué la amamos tanto, por qué la vemos como la vemos, inventándola, construyéndola a nuestro alrededor, derribándola a cada momento; porque hasta las mujeres menos atractivas que pudiera imaginarse, los desechos más miserables que se sentaban en los umbrales de las puertas (derrotados por la bebida) hacían lo mismo; estaba totalmente convencida de que ninguna ley lograría dominarlos, y por esa misma razón: la de que ellos amaban la vida.
Virginia Woolf