La lengua queda y los ojos listos.
Miguel de Cervantes
Si tuviera que elegir, preferiría tener pájaros que aeroplanos.
Charles Lindbergh
Me avergüenzo de esos filósofos que no quieren desterrar ningún vicio si no está castigado por el juez.
Cicerón
La esperanza no es otra cosa que una señal de desesperación. Cuando decimos, tengo la esperanza, damos a entender que nos sentimos desesperados.
Deepak Chopra
Nunca hay que fiarse de la compañía de un hombre poderoso.
Fedro
No es la liberación del miedo, sino el equilibrio del miedo lo que ha hecho posible la superviviencia de nuestra civilización.
Golda Meir
Cada hombre sabe mucho de lo poco que aprendió. No vale por lo que dio sino por lo que ha de dar, o mucho habrá de llorar la madre que lo parió.
José Larralde
Una cosa lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno.
Luis Buñuel
El Amor es la fuerza más humilde, pero la más poderosa de que dispone el ser humano.
Mahatma Gandhi
Hay sacerdotes que amenazan con pedir a sus feligreses en sus parroquias que no me voten si no prohíbo la representación.
Miguel Ángel Revilla
Todos los padres hacen daño a sus hijos. No se puede evitar. La juventud, como cristal nuevo, recoge las huellas de los que la manejan. Unos padres manchan, otros rompen, otros destrozan por completo la infancia de sus hijos; la hacen pedazos y ya no se puede reparar.
Mitch Albom
Tenemos hambre y sed de justicia, se oye por todas partes; pero ¿cuántos de esos hambrientos se atreven a tomar el pan y cuantos de esos sedientos se arriesgan a beber el agua que está en el camino de la revolución?
Práxedis G. Guerrero
El caballo con la cabeza baja mientras pace parece estar leyendo el paisaje como un corto de vista.
Ramón Gómez de la Serna
Es que a mí no hay que creerme nunca: a un surrealista no hay que creerle.
Roberto Matta
Se conoce quién es caritativo por caminos totalmente distintos de las suscripciones benéficas.
Sidney Smith
Los blancos tienen el carácter de los indios, y los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio de moral que los guíe.
Simón Bolívar