No comienza mi día con la alborada sino con tu sonrisa desatada; no hay ocaso capaz de alzar estrellas si no haces sonrosar al cielo seria.
Miguel Cantilo
No se me ocurre ninguna circunstancia en la que la publicidad no sea un mal.
Arnold J. Toynbee
Hay dos tipos de personas en la tierra: aquellas que se elevan y aquellas que se inclinan.
Ella Wheeler Wilcox
A los que tienen paciencia, las perdidas se les convierten en ganancias, los trabajos en merecimientos y las batallas en coronas.
Fray Luis de Granada
Los genios conciben y estructuran una gran causa y la realizan pero no se sirven ni se aprovechan de ella para sí. La gran satisfacción está en haber interpretado con fidelidad y lealtad los anhelos y las esperanzas del pueblo.
Hipólito Yrigoyen
Se torea como se es.
Juan Belmonte
Caracol a tu manera ¿Puedes llegar a ser un Buda?
Kobayashi Issa
La poesía es solamente la prueba de que hay vida. Si tu vida se está quemando bien, la poesía no es más que la ceniza.
Leonard Cohen
Hubo una especie de guerra de clases de baja intensidad en los ochenta. Fue Margaret Thatcher quien acabó con el sistema de clases y separó la aristocracia del Partido Conservador.
Martin Amis
Vicios hay en el hombre de gran tamaño, pero el peor de todos es ser ingrato; que hasta las fieras reconocen la mano que las sustenta.
Melchor de Palau
No me importa lo que digan de mi, yo solo sé lo que soy y lo que no soy.
Miley Cyrus
Si Fernando Alonso ganara el título del 2007 sería una broma.
Niki Lauda
La vejez es quince años mayor que yo.
Oliver Wendell Holmes
Los fracasos son parte del menú del vida.
Rosalind Russell
Después de la Segunda Guerra Mundial, no existía el periodista literario que trabajase para revistas populares o diarios. Si un periodista aspiraba al rango literario... Mejor que tuviese el sentido común y el valor de abandonar la prensa popular e intentar subir a primera división.
Thomas Wolfe
Necesitaba consolarme. A menudo acudía a unas veladas que tenía lugar en casa de un viejo amigo aun sabiendo que sólo me dejaban las heces de una charla vacía y un regusto amargo.
Yukio Mishima