Cuántas y cuán estrepitosas querellas ha producido al mundo la diferente interpretación dada a la sílaba: Hoc.
Michel de Montaigne
El espíritu del individuo es determinado por los hábitos dominantes de su pensamiento.
Bruce Lee
Para Dios, todo deseo nuestro es como una oración.
Elizabeth Barrett Browning
Es al ser vencido que uno se vuelve cristiano.
Ernest Hemingway
Mientras admiramos y exaltamos las facultades de la inteligencia humana, nos olvidamos de buscar sus verdaderos colaboradores.
Francis Bacon
Los políticos de hoy no tienen la trascendencia que tuvieron los del pasado.
Francisco Ayala
Cuando termina la ley empieza la tiranía.
Henry Fielding
Falleció un humorista amigo en la mayor indigencia y entonces con otros colegas decidimos hacer una colecta para enterrarlo. Me dirigí a un señor y le pedí 10 pesos para enterrar a un humorista, el hombre me dio 30 y me dijo: Tome, entierre tres.
Juan Verdaguer
La facultad de decidir se la confío a mis sentidos. Para encontrar los temas de mi música recorro ese mismo proceso. Por consiguiente, nada de esto guarda relación con una inspiración poética ni cosa parecida.
Kenzaburo Oe
Cuidado con lo que pretendes ser, porque eres es lo que pretendes ser.
Kurt Vonnegut
¿No sería más progresista preguntar dónde vamos a seguir, en vez de dónde vamos a parar?
Mafalda
Yo quisiera ahora no ser yo. Quisiera ser una flor que se estuviese deshojando, un sonido que se fuera extinguiendo, un perfume que se perdiese en el aire... Cualquier cosa que se estuviese muriendo serenamente.
Oneida Alvarenga
El creyente tiene por pensables y discutibles muchas más cosas que el no creyente.
Robert Spaemann
Si llenas un minuto envidiable y certero de sesenta segundos que te lleven al cielo... Toda esta tierra será dominio tuyo y aún mucho más, serás hombre, hijo mío.
Rudyard Kipling
El elemento objetivo dará lugar a que la obra de hoy diga en el futuro yo soy en vez de yo fui.
Vasili Kandinski
La noche cayó antes de que el cortejo llegase a la cima del más alto roquedal. Entonces, un viento impetuoso hizo jirones las cortinas de los palanquines y las literas, y dejó a las pobres damas entregadas a todos los furores de la tempestad. La oscuridad del cielo acentuó el terror de aquella noche desastrosa.
William Beckford