No eres un verdadero campeón del mundo si no lo eres con Ferrari.
Michael Schumacher
Vuelve conmigo, soy incapaz de hablar porque te amo, porque te amo es una palabra que viene del mundo de lo vano y de lo viejo reiterado, vuelve conmigo, soy incapaz de hablar.
Forugh Farrojzad
El azar no es más que la medida de la ignorancia del hombre.
Henri Poincaré
La mujer que hace un mérito de su belleza, declara por sí misma que no tiene otro mayor.
Julie de Lespinasse
¡Sea maldita la sangre perezosa, que no se vierte por la tierra natal!
Lesja Ukrainka
No es la blancura de los cabellos la que comunica prudencia.
Menandro
Sin el racismo, los soldados se darían cuenta de que tienen más en común con el pueblo iraquí, de lo que tienen en común con los billonarios que les envían a la guerra.
Mike Prysner
Las mentes cerradas no inspiran fe, valor ni convicción.
Napoleon Hill
La matemática aplicada necesita de la matemática pura tanto como los hormigueros necesitan de las hormigas.
Paul Halmos
No somos nada si no estamos prestos a ser sensibles con la humanidad.
Pedro Pantoja Santiago
La falsedad y el disimulo son útiles dentro de la vida social. Yo esta condición no la he tenido, y creo que el no tenerla me ha perjudicado más que otra cosa. También me ha perjudicado un poco, al tratar con propios y extraños, el no tener solemnidad.
Pío Baroja
Cada variable era una posibilidad, cada posibilidad una incertidumbre, cada incertidumbre una oportunidad.
Santiago Posteguillo
Describo a la gente como debería ser, pero Eurípides los pinta como son.
Sófocles
No hay inocentes. Hay, sin embargo, diferentes grados de responsabilidad.
Stieg Larsson
De ello se sigue que de las afirmaciones absurdas y falsas - caso de que fueran universales- no puede haber entendimiento, aunque muchos piensen que las entienden, cuando en realidad se limitan a repetir palabras en voz baja o a aprendérselas de memoria.
Thomas Hobbes
Más vale no haber oído nunca los nombres de afán y de justa ambición, que vivir desconcertado e inquieto por un espíritu que, a cada paso, se vuelve atrás para considerar su obra; luego vuelve a cobrar ánimos para seguir, y nuevamente siente que algún vano pensamiento pende amenazador, como un veto, sobre sus esperanzas.
William Wordsworth