Pero esta información basada en el sentido común era muy difÃcil de programar. El ordenador cometÃa errores. Se añadÃan nuevas pautas para subsanar los errores. AparecÃan nuevos errores y nuevas pautas. Al final los programas eran descomunales, millones de lÃneas de código, y empezaban a fallar por su pura complejidad.