Nunca podrás vengarte de tu enemigo, porque el mayor que tienes eres tú mismo; pues es notorio que la venganza es hija del amor propio.
Melchor de Palau
El espectáculo de seres humanos reducidos al automatismo satisface el deseo de poder. Contemplando esclavos mecanizados se imagina uno a sí mismo en carácter de amo.
Aldous Huxley
Monte a caballo el que pueda. ¡Nos abriremos paso a través del enemigo!
Bernardo O'Higgins
Como regla general, un optimista es un tipo que no está suficientemente informado.
J. B. Priestley
Pide siempre tu perseverancia y la de tus compañeros de apostolado, porque nuestro adversario, el demonio, de sobra conoce que sois sus grandes enemigos.
Josemaría Escrivá de Balaguer
De todas las potestades nacidas de la nueva organización de las sociedades, ninguna es tan colosal, exorbitante, como la potestad concedida a todos de poner su palabra en los oídos del pueblo.
Juan Donoso Cortés
No hay tierras malas, hay hombres malos.
Manuel Primo Iglesias
Los hijos son siempre desagradecidos.
Marlene Dietrich
Si una obra no puede ser sin ser creada, pues necesita esencialmente los creadores, tampoco puede lo creado mismo llegar a ser existente sin la contemplación.
Martin Heidegger
Una vez más comprendí hasta qué punto la felicidad terrena está hecha a la medida del hombre. No es un ave rara a la que debemos perseguir un momento en el cielo y al siguiente en nuestra mente. La felicidad es un ave doméstica que se encuentra en el patio de nuestra propia casa.
Nikos Kazantzakis
La vida de oración y de sacramentos vivida en gracia de Dios protege de los maleficios, de las tentaciones y de todo tipo de influencia diabólica.
Padre Gabriele Amorth
Un poco de brillo, un poco de polvo ¿se trata de un héroe o de una mariposa?
Paul-Jean Toulet
Pues la que más celosa se muestra, más colérica y furiosa, más entonces desea satisfacciones, aunque no las crea.
Pedro Calderón de la Barca
Nunca es tarde para bien hacer; haz hoy lo que no hiciste ayer.
Proverbio
Ningún día es demasiado largo para el que trabaja.
Séneca
Hay dos insultos que ningún ser humano puede tolerar: la afirmación de que no tiene sentido del humor y la afirmación, doblemente impertinente, de que no ha conocido jamás el dolor.
Sinclair Lewis