Es una pena que ya no encuentres una playa de ciudad sin paseo marítimo. ¿Por qué no hay playas vírgenes?, ¿por qué rodearlas de hoteles y apartamentos?
Melanie Olivares
A vezes de chica fabla viene mucha folgura.
Arcipreste de Hita
Los actos de heroísmo de las mujeres que colaboraron en el ejército, no sólo son muchísimos, sino que además la mayoría requieren largas historias para explicar los sacrificios que sufrieron y los peligros que enfrentaron por amor a la patria y todas... rindieron servicios sin los cuales nuestra guerra no habría sido posible.
Augusto César Sandino
No hay día más perdido que aquel en que no hemos reído.
Charles Chaplin
Si no se aprende, la sinceridad se trueca en grosería; la valentía, en desobediencia; la constancia, en caprichoso empecinamiento; la humanidad, en estupidez; la sabiduría, en confusión; la veracidad, en ruina.
Confucio
Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos noches de edad. Yo, una.
Eduardo Galeano
Sólo vienen aquí al lío, qué pena de tele.
Francisco Camps
En las grandes adversidades toda alma noble aprende a conocerse mejor.
Friedrich Schiller
La naturaleza ha hecho al hombre feliz y bueno, pero la sociedad lo deprava y lo hace miserable.
Jean-Jacques Rousseau
Da un poco de amor a un niño y ganarás un corazón.
John Ruskin
Mis necesidades están suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo.
José de San Martín
El sentido del humor es una defensa importante contra los problemas de menor importancia.
Mignon McLaughlin
Os amo, gentes del pueblo llano, de mis raíces, campo pegujalero de mi sangre, árbol de luz y fruto de mi llanto. Y me callo, falto y sin verbo adecuado para rezarlo, hermanos.
Ramón de Garciasol
Lo más importante en el matrimonio es que el hombre no debe permitir que la mujer se sienta oprimida por el simple hecho de que ella es mujer y él hombre.
Sadam Husein
Las almas de todos los hombres son inmortales, pero las almas de los justos son inmortales y divinas.
Sócrates
Aquel a quien Dios aflige tiene a Dios consigo.
Walter Savage Landor