La única manera de mantener una módica suma de felicidad en esta vida, es no preocuparse por el futuro ni lamentarse por el pasado demasiado.
Mel Gibson
La virtud está en el término medio.
Aristóteles
Atrae la felicidad a risotadas, a palmadas de gratitud.
César Fernández García
Los amigos de la hora presente son como los melones: hay que probar cincuenta antes de encontrar uno bueno.
Claude Mermet
No hay izquierdona. Existe un problema fuerte nacional o antinacional o yo que sé, nacionalista.
Francisco Umbral
Nada hay tan raro en el mundo como una persona habitualmente soportable.
Giacomo Leopardi
Aunque manida, es una observación certera que los ejemplos tienen más fuerza que los preceptos: y si esto es exacto en lo odioso y censurable, todavía lo es más si nos referimos a lo agradable y digno de alabanza.
Henry Fielding
Cuando estás totalmente en paz contigo mismo, nada puede hacerte tambalear. Ni una crítica ni un desprecio ni un insulto. Busca la serenidad porque en ella está la buena vida.
Ignacio Novo Bueno
En tu espada de hierro vivo y como mariposa de tu hechizo palpitante al fuego vuelo.
Lina Zerón
Un día, volvió, el celoso, de improviso. Se la encontró, a la guapiña, de palabrita arriba de dos caballeros; fue tan su conmoción, que sacó el revolver y disparó primero a ella y después a sí mismo, una bala en plena boca. Murieron abrazados. - Hacía un cuarto de hora apenas que había salido.
Louis-Ferdinand Céline
Desearía no sentir vergüenza. Me gustaría ser una descarada. Me gustaría ser ignorante. Entonces no sabría lo ignorante que soy.
Margaret Atwood
La política no debe tratar de vengar el mal realizado, sino de cuidar que no se reproduzca.
Otto von Bismarck
La gente que no toma riesgos, normalmente comete dos grandes errores al año. La gente que toma riesgos, normalmente comete dos grandes errores al año.
Peter F. Drucker
La percepción de lo cómico es un lazo entre los hombres.
Ralph Waldo Emerson
El mundo es todo puertas, todo oportunidades y cuerdas tensas que aguardan a que se las toque.
Él, mi esposo, me venía a contar a mí sus relaciones con una prostituta. Y lo más grave era que estaba enamorado. Prescindo de que esa mujer fuera o no una depravada. Mientras él hablaba, yo me decía: ¿Qué es lo que querrá de mí este hombre?
Roberto Arlt