Marta al abrir el sobre se quedó boquiabierta. - ¡Veinticinco euros por una botella de agua mineral! El maître mirándola asintió. - La botella que ha tomado es de agua de lluvia de la Antártida. -Joder... pues me la podía haber traído del grifo de la Comunidad de Madrid o de la lluvia torrencial de hoy. ¡Veinticinco euros! ¡Qué robo!