Debes de dejar de buscar al príncipe azul, ¿aún no te has dado cuenta que el mundo está lleno de ranas?
Megan Maxwell
No nos perdamos en palabras vanas.
Albert Camus
El poder en una negociación se obtiene de dos elementos: los incentivos y las sanciones.
Alejandro Hernández
El literato de puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico, el desastre cordial de la esperanza, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y las direcciones contrarias de la realidad, nada de esto sacude personalmente al escritor de puertas cerradas.
César Vallejo
El que se cree feliz es el único feliz.
Charles Caleb Colton
¿Díganme, a ustedes les gustaría ver cómo uno de sus hijos se rompe una pierna o se estrella contra un árbol? ¿Verdad que no? Por eso no veo las carreras.
Enzo Ferrari
El futuro del cine está en la escritura.
Francis Ford Coppola
Las mujeres son como la sopa: no hay que dejarlas enfriar.
Jean Anouilh
Si la verdad falta a su voz, la palabra, como un vano cohete, caerá apagada a tierra, en el silencio de la noche.
José Martí
No te metas en el mundo de las drogas, ya somos muchos y hay muy poca.
Les Luthiers
El hombre es la criatura que hizo Dios al término de una semana de trabajo, cuando ya estaba cansado.
Mark Twain
Cuanto más amamos a alguien menos conviene halagarle.
Molière
Lo que ahora no alcanza la perfección, la alcanzará en un intento posterior o reiterado; nada de lo que abrazó la historia es pasajero, y a través de transformaciones innumerables renace de nuevo en formas siempre más ricas.
Novalis
El jugador de ajedrez debe trasladar sus capacidades intelectuales a otras artes como las letras y la filosofía, ya que realiza muchas más combinaciones que casi todos los autores literarios.
Paul Valéry
El que ha desplazado la montaña es el que comenzó por quitar las pequeñas piedras.
Proverbio Chino
Mientras el individuo desaparece frente al aparato al que sirve, éste le provee mejor que nunca. En una situación injusta la impotencia y la ductilidad de las masas crecen con los bienes que se les otorga.
Theodor Adorno