Una gran revolución no es más que un crimen estruendoso que destruye a otro crimen.
Maximilien Robespierre
La experiencia advierte que es a veces conveniente cerrar un ojo, pero nunca los dos.
Arturo Graf
Soy el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y usted un vulgar faccioso que usa sus armas y sus soldados desleales para violar la ley.
Arturo Umberto Illia
Todo lo gasta un mal modo, hasta la justicia y razón.
Baltasar Gracián
El ejercicio ayuda a mi espalda. Si no hago ejercicio, que es cuando empieza a doler. El dolor es una buena motivación para correr y hacer ejercicio.
Bear Grylls
Pocas cosas desmoralizan más que la injusticia hecha en nombre de la autoridad y de la ley.
Concepción Arenal
No es la contaminación la que esta dañando el ambiente. Son las impurezas en nuestro aire y nuestra agua las que lo están haciendo.
Dan Quayle
Si no aprendes a reírte de los problemas no tendrás nada de lo que reírte cuando seas viejo.
Edgar Watson Howe
Siempre tuve el firme propósito de no trabajar. No trabajar significa cultivar la fidelidad a aquello que causa placer y lograr rentabilizarlo.
Fernando Savater
Hay una solución fácil para todo problema humano: clara, plausible y equivocada.
H. L. Mencken
Siempre hago trampas.
Kyle Chandler
Tratan de hacer a toda costa una cosa que llame la atención e imponer casas que no emergen del paisaje; de ahí que se vean absurdas. Para mí lo bello es la unidad entre el paisaje y la expresión estética, la de la arquitectura.
Luis Barragán
A pesar de la felicidad que tuvimos, no adoro el pasado. ¡Es tan honda la dulzura del presente!
Omar Jayam
Existen dos clases de riquezas. Las que cuentan el dinero y las que lo pesan. Si el tuyo no es el segundo tipo de riqueza, no sabes qué es realmente el poder.
Roberto Saviano
Somos un constante latido de corazón que camina buscando una razón para justificar su manera de latir.
Roque Valero
Durante la cacería humana de mayo cercaron las calles con la profesionalidad de los SS de pura raza. Andaban a zancadas con sus elegantes uniformes, dando grandes y destempladas voces a imitación de los alemanes, y golpeando a la gente con las porras de caucho.
Wladyslaw Szpilman