La verdadera libertad es un acto puramente interior, como la verdadera soledad.
Massimo Bontempelli
Lucho por lo que amo, amo lo que respeto, y a lo sumo respeto lo que conozco.
Adolf Hitler
La solución al estancamiento sexual prolongado está en aprender a ver a nuestra pareja como si la estuviéramos contemplando por primera vez.
Alain de Botton
Es felicidad juntar el afecto con el aprecio; el amor introduce la lanza y al paso que ésta entra, sale la estimación.
Baltasar Gracián
No sé bailar correctamente pero me gusta saltar. Es como tener shock y espasmos.
Damon Albarn
Mi habilidad es la de anticipar los movimientos de los labios en la pantalla y llenar ese vacío con palabras o sonidos.
Frank Welker
La mayor violencia es la pobreza.
Gustavo Gutierrez Merino
Los legisladores jamás deben permitir que se restrinja la libertad de expresión por el simple hecho de que los creyentes se sientan ofendidos.
Ismael Leandry Vega
Morir es el destino común de los hombres; morir con gloria es el privilegio del hombre virtuoso.
Isócrates
El infierno no está lleno de personas que ya se arrepintieron pero que Dios no es lo suficientemente bueno como para dejarlos salir. Está lleno de personas que, por toda la eternidad, todavía quieren estar en el centro del universo y que persisten en su rebelión en desafío a Dios.
Lee Strobel
Es gran prudencia, cuando el daño puede remediarse, que se remedie, y cuando no, que se disimule.
Marco Aurelio
¡Ah, qué miedo me dan los pecados de omisión, querido lector...! ¿Se ha parado a pensar alguna vez en ello?
María Vallejo-Nágera
El que no ha sido azotado, no ha sido educado.
Menandro
Es mejor ser loado de los pocos sabios, que burlado de los muchos necios.
Miguel de Cervantes
Sólo en medio de la actividad desearás vivir cien años.
Proverbio Japonés
Yo no tenía ninguna esperanza, y sin embargo vivía de esperanzas; desde que ella había desaparecido, no me quedaba otra cosa. No sabía qué descubrimientos, qué burlas, qué torturas me aguardaban aún. No sabía nada, y me empecinaba en creer que el tiempo de los milagros crueles aún no había terminado.
Stanisław Lem