En vez de enfermar y seguir luego una dieta natural para curarse, la gente debería vivir en un entorno natural de modo que no apareciese la enfermedad.
Masanobu Fukuoka
La diferencia entre lo que queremos y lo que tememos es menor que una pestaña.
Dame Judi Dench
Una gran sed es una gran alegría cuando se apaga a tiempo.
Edward Abbey
Uno de los rasgos de mi carácter es la tozudez, hasta tal punto que de niña mi tía me llamaba catir, que significa asno en rumano.
Elsa Pataky
Las olas del corazón no estallarían en tan bellas espumas ni se convertirían en espíritu si no chocaran con el destino, esa vieja roca muda.
Friedrich Hölderlin
Un pueblo que considera a la naturaleza como su dios, no puede ser un pueblo libre.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás existió.
Joaquín Sabina
Millones de espíritus cruzan invisibles por la tierra, ora cuando estamos despiertos, ora cuando dormimos.
John Milton
La vida es una tragedia a la que asistimos como espectadores un rato, y luego desempeñamos nuestro papel en ella.
Jonathan Swift
He ofendido a Dios y a la humanidad porque mi trabajo no tuvo la calidad que debía haber tenido.
Leonardo da Vinci
Una cosa lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno.
Luis Buñuel
Me faltan muchas cosas. No descarto la posibilidad de formalizar una relación, pero todavía estoy tratando de lograr otras metas, de seguir llevándole al público mi música.
Luis Miguel
De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: De la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra.
Mario Benedetti
Nada dura, ni siquiera los pensamientos dentro de ti. Y no debes perder tu tiempo buscándolos. Una vez que una cosa se ha ido, es el final.
Paul Auster
La imaginación es generosa y desprendida; la inteligencia calcula y se aferra a lo que sea.
Thomas Henry Huxley
Pasó un mes antes de que la gestalt de drogas y tensión en la que él se movía convirtiera aquellos ojos perpetuamente asustados en pozos de reflexiva necesidad. Vio cómo ella se fragmentaba, se quebraba como un iceberg, y cómo los trozos se alejaban a la deriva, y por último vio la necesidad cruda, la hambrienta armadura de la adicción.
William Gibson