Los hombres necesitan hasta tal punto aferrarse a algo que son capaces de plantar las manos sobre una lanza envenenada.
Mary Shelley
La verdad es que a medida que envejecemos matamos a quienes nos aman a fuerza de preocupaciones, a fuerza de esa ansiosa ternura que inspiramos en ellos y que de continuo despertamos.
Alain de Botton
Tengo un buen presentimiento.
Alden Ehrenreich
Examina tu propio corazón; lo que te duele de los demás en ti mismo puede estar.
Anónimo
Se abren espacios en el medio de la jungla, son nuestras voces que se escuchan, juntas.
Celeste Carballo
Hoy buscamos lo que mañana rehuiremos. Hoy deseamos lo que mañana nos asustará e, incluso, nos hará temblar de miedo.
Daniel Defoe
Ningún país puede funcionar cuando no hay alternativas a un verdadero desastre como el que estamos ahora, y eso que las circunstancias internacionales son las más favorables que uno podría imaginar para un país como Argentina.
Domingo Cavallo
¡Míralo galopar al fondo de los bosques!... ¡Qué importa, hermoso demonio! A tu merced me encuentro... ¡Tómame sobre la tierra ensordecido a pesar de todos sus ecos, bajo el cielo que ciega a pesar de sus astros de oro, camino exasperando mi fiebre y mi deseo, con el puñal del frío en pleno rostro.
Filippo Tommaso Marinetti
Las mentiras son las mentiras, pero todo tiene su tiempo de ser creído.
Javier Marías
El elevado estado de ánimo de una organización viene de tener fe en la persona que está a la cabeza.
John C. Maxwell
El miedo ciega.
José Saramago
Dentro de unos años, la gente encontrará nuestra aceptación de la teoría que relaciona el VIH con el SIDA tan estúpida como lo estúpidos que nos parecen a nosotros aquellos que excomulgaron a Galileo.
Kary Mullis
Ser el primero es más importante para mí. Tengo mucho dinero. Hoy el dinero para mí son sólo cifras. Quiero decir, que no necesito más dinero.
Larry Ellison
Si lloras de alegría, no seques tus lágrimas: las robas al dolor.
Paul-Jean Toulet
No hay amores viles, sino físicos, y no constantes, y hay otros amores estables.
Platón
Convertir a los artistas en capitalistas era una idea graciosa de cierta profundidad. Estados Unidos decidió probar las pretensiones de la estética aplicando la medida del dólar.
Saul Bellow