¡Sabiduría infinita de no saber olvidarte!
Martín Adán
Mi considero uno spirito libero.
Bai Ling
Porque la tortuga tiene los pies seguros, ¿es ésta una razón para cortar las alas al águila?
Edgar Allan Poe
No es verdaderamente impío el hombre que niega los dioses que la multitud venera, sino aquél que afirma de los dioses lo que la multitud cree de ellos.
Epicuro
¿Quién es el emperador o rey de ese nuevo Imperio? ¿Un príncipe extranjero? No lo quiero, porque yo he sido patriota y he servido dieciseis años continuos por el establecimiento de un régimen legal bajo las formas republicanas.
Francisco de Paula Santander
La moda es algo bárbaro, porque produce la innovación y la imitación sin razón y sin beneficio.
George Santayana
El mayor mérito del hombre consiste en determinar, en la medida de lo posible, las circunstancias, y no dejar, en la misma medida, que las circunstancias lo determinen a él.
Goethe
¡S'ha subido encima de Fernando! ¡Pumba! Se lo ha llevado puesto, ¿eh? (Tras la salida del GP de Bahrain de 2008, en la que Lewis Hamilton chocó con Fernando Alonso).
Gonzalo Serrano
No hemos estado separados por mas de una hora en dos años. Todo lo que hacemos lo hacemos juntos, y eso nos da fuerzas.
John Lennon
Unicamente con verdad no se escribe poesía, hay que persuadir.
José Hierro
Profundizar la revolución agraria en las zonas bajo el régimen independiente.
Mao Zedong
El hombre es el animal que observa sus propios excrementos.
Platón
Cuando apuntas con el dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti.
Proverbio Inglés
Lo verdaderamente notable de la naturaleza es que el carácter del universo entero dependa de la posición de un nivel de energía concreto en un núcleo concreto.
Richard Feynman
Cuando un hombre acierta a vivir su vida en el campo, como presumo que muchísimos lo consiguen, disfruta de un bienestar mucho mayor que el cantado en las descripciones pastoriles de los poetas, o en el aislamiento lleno de vanagloria celebrado por los filósofos.
Richard Steele
El hambriento no razona, no le importa la justicia, ni escucha las oraciones.
Séneca