Únicamente el entusiasmo o la locura pueden determinar que se prefiera un sistema de conjeturas improbables que desesperan a aquel sistema evidente que tranquiliza.
Marqués de Sade
... democracia: ésta se define, pues, como la asociación general de los hombres, que posee colegialmente el supremo derecho a todo lo que puede.
Baruch Spinoza
No son los eventos a ser indiferentes, somos nosotros los que no somos capaces de quitarles el hábito de ser indiferentes.
Emmanuel Mounier
Todo el mundo hace caso a los barómetros, menos el tiempo.
Enrique Jardiel Poncela
Mucha falta hace a la familia el hombre que se muere; pero la mujer vale poco.
Eurípides
Lo único que quiero para mi entierro es no ser enterrado vivo.
Felipe Stanhope de Chesterfield
La obediencia es llave de toda clase de puertas.
George MacDonald
Presiento que me quiere quien no puede quererme.
Gloria Fuertes
¡Señor!, no te fíes de mí. Yo sí que me fío de Ti.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Ganar o perder da lo mismo si no tiene un significado.
Leandro Kabakian
Todos los colores son los amigos de sus vecinos y los amantes de sus opuestos.
Marc Chagall
Creo que la censura hace que la gente examine mejor las cosas.
Mike Dirnt
La palabra de Dios es viva y las dificultades no aniquilan las obras de Dios, sino que demuestran que son de Dios.
Padre Gabriele Amorth
Creo que en los sitios donde uno dirige algo tiene que estar siempre con la idea de que mañana se puede ir.
Pep Guardiola
Si uno puede librarse de un deseo satisfaciéndolo, no habrá problema en satisfacerlo. Pero generalmente los deseos no se erradican satisfaciéndolos. Tratar de desarraigarlos de esa manera es como intentar apagar un fuego echando líquidos inflamables en él. La manera de librarse de un deseo para siempre es preguntarse: ¿Quién es el que tiene el deseo? ¿Cuál es su origen?.
Ramana Maharshi
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas cuando la Revolución se venga abajo, que machacarán mis manos y mi boca, que me arrancarán los ojos y el badajo. Será que la necedad parió conmigo, la necedad de lo que hoy resulta necio: la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio.
Silvio Rodríguez