Somos seres de perversidad inmensa cada uno de nostros; villanos para quienes no existe más Dios que sus deseos, más leyes que los límites de su resistencia, más cuidados que sus placeres; sin principios, desenfrenados, disolutos, ateos. Indudablemente existen muy pocos excesos que no cometamos.
- Nada es estático en la naturaleza. Ni Dios. - ¿Dónde lo encontramos si se mueve? - ¿Por el camino?