Una mujer hermosa agrada a los ojos; una mujer buena agrada al corazón; la primera es un dije; la segunda es un tesoro.
Marlene Dietrich
El ajedrez no es para mí un juego sino un arte. Sí, considero que es un arte y me hago cargo de todas las obligaciones que eso implica. Todo ajedrecista destacado y con talento no es que tenga el derecho sino que tiene la obligación de considerarse artista.
Alexander Alekhine
Nos intoxicamos siempre con el color, con las palabras que hablan del color, y con el sol que hace brillante a los colores.
André Derain
Las niñas tienen que ser educadas tanto como los varones.
Cleóbulo de Lindos
Despierta en los demás un deseo vehemente.
Dale Carnegie
El Bernabéu va a estar ahí muchísimos años: vamos a cuidar nuestro templo.
Florentino Pérez
Las ideas nunca desaparecen, solo que a medida que pasa el tiempo se van trasformando.
José Ingenieros
Insectos y bichos huían de ese hombre tan inmenso.
Knut Hamsun
La confusión esta clarísima.
Les Luthiers
El odio es la demencia del corazón.
Lord Byron
Sólo nubes con nubes, siempre nubes más allá de otras nubes semejantes, sin palabras, sin voces, sin decir, sin saber; últimas soledades que no aguardan mañana.
Luis Cernuda
Ocultas flores crecen silentes en mi interior, dentro de esa otra incompresible, la olvidada, la del rostro jamás mirado ante el espejo.
Marlene Pasini
Cuánto te habrá dolido acostumbrarte a mí.
Pablo Neruda
Mujer a mi gusto quiero, sea su dote mi agrado; que el que a otro interés se vende, no es marido, sino esclavo de la ambición que se compra.
Pedro Calderón de la Barca
Nuestro sexo es ardiente, pero tímido; por más que cierto encanto nos arrastre hacia el placer, la mujer más proclive a tener aventuras siente dentro de si una voz que le dice: sé hermosa, si puedes; sé honesta, si quieres; pero sé siempre considerada.
Pierre-Augustin de Beaumarchais
Lo que él no sabía es que las naciones nunca se apartan de los abismos, porque todavía se aferraba a sus ilusiones y seguía creyendo que una nación corrompida podía volver a ser pía y virtuosa sólo con que el pueblo lo quisiera. La corrupción es irreversible cuando ha llegado a pudrir el alma de una nación.
Taylor Caldwell