La mayoría de las mujeres se empeñan en cambiar a un hombre, y cuando lo han conseguido ya no les gusta.
Mark Twain
Orne pobre, con arte, pasa con chico oficio.
Arcipreste de Hita
En Dios muy literalmente vivimos y nos movemos y tenemos nuestra existencia.
Baruch Spinoza
Nada es tan insoportable para el hombre como estar en pleno reposo, sin quehaceres, sin distracciones, sin aplicación, sin pasiones. Le domina entonces una sensación de vacío, de impotencia, y cae en la melancolía y el aburrimiento.
Blaise Pascal
Al mismo tiempo que mejora la organización de los mercados de inversión, aumentan, sin embargo, los riesgos del predominio de la especulación. Los especuladores podrían no resultar perjudiciales si fueran como burbujas dentro de una corriente empresarial estable; lo grave se produce cuando es la empresa la que se convierte en una burbuja en medio del desorden especulativo.
John Maynard Keynes
Ver con calma un crimen es cometerlo.
José Martí
El hombre de fe sabe juzgar bien de las cuestiones terrenas, sabe que esto de aquí abajo es, en frase de la Madre Teresa, una mala noche en una mala posada.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Quisiera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia.
Martin Luther King
Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.
Montesquieu
Los sentimientos quedan para aquellos que no saben cuál es el paso siguiente.
Nadine Gordimer
El deporte es el único entretenimiento que, no importa las veces que lo vea, nunca se sabe el final.
Neil Simón
Solamente es duradero un dominio que sea voluntario.
Nicolás Maquiavelo
Mi imaginación funciona mucho mejor cuando no tengo que hablar con la gente.
Patricia Highsmith
Todos los pobladores saben leer y escribir en China; en ningún sitio arrastran las masas tan lamentable existencia.
Rafael Barrett
No necesito que haya nada entre tú y yo: la piel. No necesito nada de tu corazón: beber.
Roberto Iniesta
Contemplar las flores es sedante. No despiertan emociones ni conflictos.
Sigmund Freud