La música de Wagner es mejor de lo que suena.
Mark Twain
Un verdadero hombre hace su suerte.
Billy Zane
Me abandono en tu mar, me dejo tuya como darse hay que hacerlo para serte.
Carmen Conde
Mejor que no preguntes lo que tengo que hacer por los de veinte.
Channing Tatum
He visto todas tus películas, incluso esas de los superhéroes que hacías de Magneto. (a José Sacristán)
Dani Rovira
No se dirige a nadie el corazón pero la que habla sola es la cabeza; no se habla de la vida desde un púlpito ni se hace poesía en bibliotecas.
Enrique Lihn
Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que hay en mí.
Immanuel Kant
Nosotros tratábamos de vivir a una intensidad del 120 por ciento, en lugar de esperar por la muerte, tratando de entender porqué teníamos que morir a nuestros tempranos veinte años. Sentíamos que el reloj corría hacia nuestra muerte, cada sonido del reloj acortaba nuestras vidas.
Irokawa Daikichi
Ser fiel a Dios exige lucha. Y lucha cuerpo a cuerpo, hombre a hombre.
Josemaría Escrivá de Balaguer
¡Oh!, felices las almas que ya aquí en la tierra gozan de sus particulares favores, y éstas son las almas pequeñas y humildes.
María Vallejo-Nágera
Funcionamos creyendo que tenemos una identidad. Una acumulación de experiencias sensoriales y sentimientos. Pero con la absoluta seguridad de que somos alguien. Cuando, de hecho, nadie es nadie.
Matthew McConaughey
Ganar una carrera es como hacer el amor: lo haces una vez y luego quieres hacerlo siempre.
Mika Häkkinen
La envidia es una declaración de inferioridad.
Napoleón Bonaparte
Una vez que supe cuál era el problema, este pasó a ser solo un problema y no algo que temer.
Patrick Rothfuss
Cuanto más callados, cuanto más pacientes y sinceros sepamos ser en nuestras tristezas tanto más profunda y resueltamente se adentra lo nuevo en nosotros.
Rainer Maria Rilke
Lo que denominamos el mal es la inestabilidad inherente a la humanidad entera que lleva al hombre fuera de sí, más allá de sí, hacia un algo insondable, exactamente igual que si la Naturaleza hubiese infundido en nuestra alma una irremediable porción de inestabilidad, procedente de sus restos de antiguo caos.
Stefan Zweig