Cuando la guerra acabe, no importará donde esté.
Marion Cotillard
Caer está permitido, levantarse es una obligación.
Amaia Montero
Si tú predicas a Jesús, Él ablanda los corazones y dulcifica las ásperas tentaciones. Si piensas en Él, domina tu corazón. Si lo lees, sacia tu mente.
Antonio de Padua
Así, cuando la mujer tiende a transformarse en hombre, como cuando el hombre tiende a transformarse en mujer, la civilización está en peligro.
Arturo Graf
La poesía es conocimiento revelado. La palabra del verdadero poeta siempre tiene potencia reveladora, amplía el horizonte de percepción, hace ver aquello que es diferente a lo conocido, hace ver lo diferente en lo conocido.
Beatriz Villacañas
La crisis del petróleo de 1973, casi nos hace morir en la cuna.
Fred Smith
Hay ocasiones en las que el trabajo no es suficiente y nos quedamos atascados; ya sea porque no se nos ocurre sobre qué escribir, ya sea porque no encontramos el mejor camino para continuar. En esos casos, ¿dónde buscar la inspiración?
Iria López Teijeiro
La clave es el desarrollo interior de cada uno y no el exterior.
José Luis Sampedro
El honor es la dicha y la fuerza.
José Martí
Cuando no se ha sabido vivir, menos aún puede saberse morir.
Joseph Sanial-Dubay
Conocer a los otros es sabiduría. Conocerse a sí mismo es sabiduría superior. Imponer su voluntad a los otros es fuerza. Imponérsela a sí mismo es fuerza superior.
Lao-Tse
No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias.
Mahatma Gandhi
No, al miedo no te acostumbras; tampoco desaparece. Aprendes a convivir con él sin dejarle ganar, nada más.
Matilde Asensi
Tenemos que ir más allá de nuestra propia existencia. No podemos pensar como individuos, sino como especie.
Michael Caine
No más partidos, no más autoridad, libertad absoluta del hombre y del ciudadano: esta es mi profesión de fe social y política.
Pierre Joseph Proudhon
Y de nuevo volvió a sentir que la vida volvía a tener suficiente fuerza para arrastrarla y hacerle reemprender sus tareas, de la misma manera que el marinero ve, no sin cierto tedio, cómo el viento vuelve a henchir su vela pero no siente el deseo de irse otra vez, y piensa que si el barco se hundiera, bajaría con él girando y girando hasta encontrar descanso en el fondo del mar.
Virginia Woolf