Muéstrame un jugador y yo te mostraré un perdedor, muéstrame un héroe y te mostraré un cadáver.
Mario Puzo
Ni hay ninguno que no piensa merecer cuanto desea, Ni deseo que no sea muy mayor que su esperanza.
Alonso de Barros
No hay infecciones de la sangre peores que las que se heredan de padres depravados.
Antonio Maura
No he venido a jugar, sino a ser campeón del mundo. Vosotros dadme un coche y yo me encargo del resto.
Fernando Alonso
El que cree poder hallar en sí mismo bastante caudal como para poder prescindir de todo el mundo, se engaña mucho; empero quien piensa que es imposible prescindir en absoluto de él, se engaña todavía más.
François de La Rochefoucauld
Las tres leyes de la robótica son:
Isaac Asimov
Boguemos, boguemos, la barca empujad, que rompa las nubes, que rompa las nieblas, los aires las llamas, las densas tinieblas, las olas del mar.
José de Espronceda
En tu patria es el único pecado decir verdad y no tener dinero.
Juan Pablo Forner
Si dominan tu conciencia te dominan a ti porque dejas de ser libre.
Julia Navarro
Tenía que dedicarme solo al Talmud, pero yo repudiaba el Talmud, a pesar que era aún un niño-judío creyente (Judenkind). Quería satisfacer mi deseo de ser activo, de hacer algo, este deseo busco un campo para sí mismo, ninguno se le ofreció. No quería ser un don nadie - de ahí entonces me hice escritor.
Moses Hess
Al patrón y al pichón, con perdigón.
Pablo Castellano Cardalliaguet
Canto sin querer, necesariamente, irremediablemente, fatalmente, al azar de los sucesos, como quien come, bebe o anda y porque sí; moriría si no cantase, moriría si no cantase...
Pablo de Rokha
El que tiene ociosa la riqueza no es rico.
Ramon Llull
Yo no tengo todavía cuarenta años. Ni siquiera se molestaría en compararme a Chaplin.
Robert Downey Jr.
El amor es una deliciosa flor; pero es preciso tener el valor de ir a cogerla al borde mismo de un horrible precipicio.
Stendhal
Esta facultad de elegir significa que no somos sólo el producto de nuestro pasado o de nuestros genes; no somos el producto del trato que nos dispensan los demás. Es indudable que influyen en nosotros, pero no nos determinan. Nos determinamos a nosotros mismos por medio de nuestras elecciones.
Stephen Covey