Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida.
Mario Benedetti
Las mujeres son unas conductoras más seguras que los hombres. Ella, aunque sea cierto que tarde un poco, le llevará al destino sano y salvo.
Allan Pease
Siempre he pensado que la autoestima es directamente proporcional a la satisfacción que se pueda dar o recibir en el terreno amoroso.
Blanca Miosi
Si la democracia es el gobierno de las mayorías, ¿cómo es posible que las mayorías estén desprotegidas y se encuentren en la pobreza o en la miseria?
Carlos Gaviria Díaz
Todas las cartas de amor son ridículas. No serían cartas de amor si no fuesen ridículas.
Fernando Pessoa
Para que por aquí estén marineando las lagartijas, yo prefiero que sea para las personas humanas.
Francisco Hernando
El sexo es hereditario. Si tus padres jamás lo practicaron, es muy probable que tú tampoco.
Franz Joseph Emil Fischer
Amar es entregarse totalmente sin esperar, la menor recompensa; es vivir bajo un sol extraño al que se siente terror en alcanzar.
Honoré de Balzac
En un mundo tan extraño y cruel como este que hemos hecho por nosotros mismos, me imagino que cualquiera que pueda encontrar la paz y la felicidad personal sin estafar a alguien merece que lo dejen solo.
Hunter S. Thompson
Los males del hombre tienen un mismo origen, todos provienen de la mujer.
John Milton
El colmo de la vida sólo puede lograrse con el colmo de la virtud.
John Ruskin
¡Como que no hay inconveniente ninguno en hacer las cosas buenas con la cara de todos los días... y la ropa de todos los días!
Manuel Linares Rivas
Pues el insulto es razón de quien razón no tiene.
Manuel Ossorio y Bernard
Trabaja como si fueras a trabajar para siempre y vive como si fueras a morir hoy.
Og Mandino
El lenguaje es el vestido de los pensamientos.
Samuel Johnson
Casi siempre, cuando alguien se da cuenta de que le han escuchado de verdad, se le humedecen los ojos. Creo que, en cierto modo, llora de alegría. Es como si dijera: Gracias a Dios que alguien me ha escuchado. Hay alguien que sabe qué es ser yo.
Stephen Covey