Olvida que has dado para recordar lo recibido.
Mariano Aguiló
La mujer, de un modo o de otro, es siempre una Dalila.
Alfred de Vigny
Veo un montón de final duro de la ecología, y mi sensación es que vivimos en un planeta súper emocionante, pero un súper frágil.
Bear Grylls
Cuando volvía a Dublín fui sentenciado a muerte en mi ausencia, así que dije que me podían fusilar en mi ausencia.
Brendan Francis Behan
El miedo, en gran medida, surge de una historia que nos contamos a nosotros mismos, y por tanto me propuse contarme una historia distinta de la que se cuenta a las mujeres. Decidí que no corría peligro. Era fuerte. Era valiente. Nada podía vencerme.
Cheryl Strayed
Ya se unió la Historia al paso triunfal de los guerreros y yo invento palabras con que cantar, nuevas formas de amar, vuelvo a ser, soy otra vez, por fin otra vez, soy.
Gioconda Belli
La mayoría de la gente tendría éxito en las pequeñas cosas si no estuviera tan preocupada por grandes ambiciones.
Henry Wadsworth Longfellow
Un mero copista de la naturaleza jamás producirá algo extraordinario.
Joshua Reynolds
No andes errante... Y busca tu camino.
León Felipe
De todos los derechos de las mujeres, el más grande es el de ser madre.
Lin Yutang
Tan terrible es el odio que ni te atreves a mostrarme tu desprecio.
Luis Eduardo Aute
Las culturas de empresas con como las culturas de países. No intentes cambiarlas. En su lugar, intenta trabajar con lo que tienes.
Peter F. Drucker
Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar.
Ray Bradbury
Si pudiera verle, aunque sólo fuera una vez -pensó-, el misterio se iría disipando y hasta puede que se desvaneciera totalmente como suele suceder con todo acontecimiento misterioso cuando se le examina con detalle.
Robert Louis Stevenson
Es en Europa donde el individualismo constituye un valor apreciado, y aún más en Norteamérica.
Ryszard Kapuściński
A veces, el corazón del hombre a lo lejos se extravía, y bajo el arco de su ojo hay, como en los grandes arcos solitarios, ese muy grande lienzo de mar de pie en las puertas del desierto...
Saint-John Perse