La mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: Ahora los niños trabajan como si yo no existiera.
Maria Montessori
Una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil.
Abraham Lincoln
Gotham necesita a su verdadero héroe. Y casi dejo que ese asesinopsicópata lo mande al infierno.
Christian Bale
He sido un artista toda mi vida, pero la educación, el medio ambiente y mi disposición me han hecho lo que soy.
Franz Marc
Si la autopsia nos explica de qué ha muerto una persona, debería inventarse la vivopsia, que nos explicaría de que vive mucha gente.
Jaume Perich
La historia de Francia comienza con la lengua francesa. La lengua es la señal principal de una nacionalidad.
Jules Michelet
Los hombres buenos y generosos, no crean victimas; cuidan de las victimas.
Julian Assange
Una persona que aprende a hacer malabares con seis bolas está mejor preparada que otra que sólo hace malabares con tres.
Marilyn Vos Savant
Hacer todo lo que se pueda es humano; hacer, todo lo que se quiera, sería divino.
Marlene Dietrich
Quizás yo no sea más que una canción inventándote en las noches insomnes.
Nikolái Gumiliov
La señora Teavee lanzó un chillido de horror: ¿Quiere usted decir que sólo la mitad de Mike volverá a nosotros? Esperemos que sea la mitad superior - dijo el señor Teavee.
Roald Dahl
Si la vida te pone fronteras no pienses ke son insuperables ya ke tienes un corazon mas grande de lo ke imaginas.. no te des por vencido ante adversidad o impotencia sigue padelante ke la vida no tiene vuelta.
Roseanne Barr
Con facilidad se adquiere lo preciso, para la vida.
Séneca
Las semillas de la grandeza se plantaron en estado latente, sin germinar. Nos fueron concedidos unos espléndidos dones de nacimiento -talentos, capacidades, privilegios, inteligencias, oportunidades- que en gran medida quedarían sin descubrir de no ser por nuestra propia decisión y nuestro propio esfuerzo.
Stephen Covey
La función del diplomático debe ser escuchar, no hablar.
Virgilio Olano
Si me dan a elegir entre la tristeza y la soledad, me quedo con la tristeza.
William Faulkner