Todos nos transformaríamos sin nos atreviéramos a ser lo que somos.
Marguerite Yourcenar
Si hay algo en mí que pueda ser llamado religioso es la ilimitada admiración por la estructura del mundo, hasta donde nuestra ciencia puede revelarla. No creo en la inmortalidad del individuo, y considero que la ética es de interés exclusivamente humano, sin ninguna autoridad sobrehumana sobre él.
Albert Einstein
No puedes imaginar cuanto te quiero, ahora los relojes pararán.
Amaia Montero
Una sonrisa no cuesta nada, pero crea mucho. Enriquece a quien la recibe, sin empobrecer a quien la da.
Anónimo
Permite que la otra persona salve su propio prestigio.
Dale Carnegie
Hay momentos en la vida que valen años.
Doménico Cieri Estrada
La mejor manera de ser constantemente infeliz es pretender ser feliz eternamente.
Eduardo Punset
Un libro es siempre un retrato halagüeño de su autor.
Eugène Marbeau
Tengan horas determinadas para el trabajo y el recreo; comprendan el valor del tiempo usándolo bien.
Louisa May Alcott
¡Oh, es delicioso tener ambiciones! ¡Estoy tan contenta de tener tantas! Y nunca parecen llegar a su fin; eso es lo mejor. Tan pronto se obtiene una, se ve otra brillando más alto. ¡Hacen que la vida sea tan interesante!
Lucy Montgomery
No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores.
Mahatma Gandhi
Todavía no nos conocemos, todavía no tuvimos la valentía de quedarnos juntos en silencio.
Maurice Maeterlinck
Sólo hemos completado el principio, a Ustedes les dejamos mucho que no se ha hecho. Hay grandes ideales sin descubrir, adelantos disponibles que pueden remover una de las capas protectoras de la verdad.
Neil Armstrong
Aprendí administración de las hormigas; música, oyendo los aguaceros; escultura buscando parecido a los seres en las líneas de las rocas; color, en la luz; poesía, en toda la naturaleza.
Salvador Rueda
Escribir significa ir hasta el fondo de las cosas, con lucidez y crueldad, sin dejarse deslumbrar por nada.
Susanna Tamaro
Olvida tus penas y calma tu alma, pues por la mañana todo estará en calma.
Suzanne Collins