Podría llamarse esperanza. O desesperación.
Margaret Atwood
La desgracia del hombre se debe a que no quiere permanecer tranquilo en su habitación, que es su lugar.
Blaise Pascal
La incapacidad del hombre para comunicarse es el resultado de su incapacidad para escuchar realmente lo que se dice.
Carl Ransom Rogers
Hago más caso del testimonio de mi conciencia que de todos los juicios que los hombres hagan por mí.
Cicerón
Si vais a devorarme empezar cuantos antes, seguro que estoy deliciosa.
Elle Fanning
A través de la historia todos los religiosos han estado luchando entre ellos mismos en aras de que sus embustesreligiosos se conviertan en los principales embustesreligiosos de la humanidad.
Ismael Leandry Vega
No puede llamarse dichoso el que va subiendo, por muy levantado que esté, sino el que ha parado en parte segura pudiendo subir más.
Joaquín Setantí
Ramón del Valle - Inclán era un celta auténtico. Como sus contemporáneos, los mejores escritores celtas de Irlanda, George Moore, A. E. Synge, Yeats...
Juan Ramón Jiménez
La acción sólo es humana cuando, más que un mero hacer, es un quehacer, vale decir, cuando no se dicotomiza de la reflexión.
Paulo Freire
Nada se parece más a un hombre que un rey.
Rey Carlos XII de Suecia
La vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está en saber elegir lo que debe olvidarse.
Roger Martin du Gard
Me latía el corazón como si fuera a escapárseme del pecho. Al menos me habría gustado estar vestido. Es horrible estar en pijama en medio de una cosa así.
Salinger
Que no conozca el significado de mi arte, no significa que no lo tenga.
Salvador Dalí
La vida no es más que un viaje hacia la muerte.
Séneca
Cuando se cumplen las instrucciones, las personas son sinceramente leales y comprometidas, los planes y preparativos para la defensa implantados con firmeza, siendo tan sutil y reservado que no se revelan las estrategias de ninguna forma, y los adversarios se sienten inseguros, y su inteligencia no les sirve para nada.
Sun Tzu
Cuando se castiga a un inocente nace un malvado.
Victor Hugo