El problema no es la autoridad sino qué dice esa autoridad. Y para mí los dichos son sagrados. Y los dichos son respetar la vida y la libertad del otro. En eso creo.
Marcelo Birmajer
Se ha dicho, que el hombre hace todo lo que hace con el único fin de enamorar mujeres.
Alejandro Dolina
Francisco, ¿cuál es la clase más depravada de ser humano? - El que no tiene propósitos.
Ayn Rand
La adulación es una puerta muy ancha para el favor; pero ningún ánimo noble puede entrar por ella, porque es muy baja.
Benito Jerónimo Feijoó
Todo está por descubrirse. Pensar que lo conocemos todo es un cuento.
Eduardo Chillida
La moral persigue una vida mejor y la religión busca algo mejor que la vida. Son objetivos bastante diferentes.
Fernando Savater
Nadie se da cuenta del esfuerzo y el tiempo que cuesta aprender a leer. Yo estoy en ello desde hace ochenta años y no puedo decir que lo haya conseguido.
Goethe
El que es amado lo percibe siempre, si está en sus cabales y no lo ansía, porque el que lo ansía no distingue, e interpreta las señales equivocadamente.
Javier Marías
El hombre que se rinde a sí mismo es un miserable; el que labora para los demás, gozando y viviendo interiormente, ese es feliz.
Johann Gottfried Herder
Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario.
José Martí
No sé nada de mi corazón, no sé si se detuvo en mi pecho o vaga alrededor de vos.
Juan Gelman
Somos nobles, lo que equivale a decir que desde la más remota antigüedad nuestros abuelos no han trabajado para comer.
Mariano José de Larra
Le aconsejaría que mirase más a la fama que a la hacienda; porque la buena mujer no alcanza la buena fama solamente con ser buena, sino con parecerlo; que mucho más dañan a las honras de las mujeres las desenvolturas y libertades públicas que las maldades secretas.
Miguel de Cervantes
Otro sentido, nunca presentido cubre hasta el deseo realizado; De modo que el placer aún disfrutado, jamás podrá igualar al inventado.
Reinaldo Arenas
La ignorancia no es inocencia, sino pecado.
Robert Browning
El venenoso griterío de una mujer celosa resulta más mortífero que los colmillos de un perro rabioso.
William Shakespeare