En aquel momento yo estaba tratando que el club se volviera más atractivo para los jugadores, mejorando el servicio que se le daban, para que no tuvieran deseos de irse. Tan equivocado no estaba respecto de la sensación de abandono y de partida, legítima, profesional, humana y entendible, pero presente.
Expresar las emociones humanas más elementales. La tragedia, el éxtasis, el fatalidad del destino...