Todo el que manda es tirano a los ojos de todos los que quisieran mandar. Regla general: en el poder se invoca siempre el orden; en la oposición se invoca siempre la libertad.
Manuel Tamayo y Baus
Un hombre vale por lo que construye.
Alejandro Casona
La vida se expande o contrae de acuerdo a su valor.
Anaïs Nin
Yo me siento muy feliz y satisfecho con el homenaje del pueblo. Porque es mi pueblo. Es el pueblo que sufre y ríe conmigo, y que me aplaude. El pueblo que ha formado el pedestal de mi prestigio y mi gloria.
Carlos Gardel
En la docena de años de vida que le quedaban, Hideyoshi consolidó su dominio de la nación, acabando para siempre con el poder de los clanes de samuráis. Su mecenazgo de las artes creó una opulencia y una belleza que pasarían a la posteridad como el Renacimiento japonés.
Eiji Yoshikawa
Aprende de los errores ajenos. No vivirás lo suficiente como para cometerlos todos.
Eleanor Roosevelt
Me inclino ante el recuerdo, ante el recuerdo de cada ser humano. Y no oculto la aversión que siento ante todos los que se toman la libertad de intervenir quirúrgicamente en los recuerdos, hasta que se parezcan a los recuerdos de los demás.
Elias Canetti
El mundo no ha cambiado por la política sino por la técnica.
Friedrich Dürrenmatt
La lógica del pensamiento tiene que acudir siempre en ayuda de la insuficiencia del conocimiento.
Friedrich Engels
Eres hermosa, lo sabemos; y joven, es verdad; y rica, pues, ¿quién es capaz de negarlo? Pero, cuando te alabas, Fabula, demasiado, ni rica ni hermosa ni joven eres.
Marcial
Podría llamarse esperanza. O desesperación.
Margaret Atwood
Era más dificil atinarle a los pieles rojas en Wyoming.
Mauricio Garcés
Ninguna persona inteligente sabe a qué quiere dedicarse hasta los veinte o treinta años.
Michael Crichton
Largo y escabroso es el camino que del infierno conduce a la luz.
Morgan Freeman
Un hombre de Estado es el que se pasa la mitad de su vida haciendo leyes, y la otra mitad ayudando a sus amigos a no cumplirlas.
Noel Clarasó
Los gatos son seres hechos para almacenar caricias.
Stéphane Mallarmé