Ella lo idolatró y Él la adoraba... ¿Se casaron al fin? No, señor, Ella se casó con otro ¿Y murió de sufrir? No, señor, de un aborto. ¿Y Él, el pobre, puso a su vida fin? No, señor, se casó seis meses antes del matrimonio de Ella, y es feliz.
Manuel Gutiérrez Nájera
¡Su actuación está rompiendo mi corazón!
Andréi Tarkovski
¡Colgadlos bien alto sobre el pueblo! Quien llore por éstos, llora por la corrupción.
Arthur Miller
El ateísmo está más en la boca que en el corazón del hombre.
Francis Bacon
Si nos volvemos hacia una realidad más grande, es una mujer quien nos tendrá que enseñar el camino. La hegemonía del macho ha llegado a su fin. Ha perdido contacto con la tierra.
Henry Miller
Y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas.
Joan Manuel Serrat
Y que un beso... uno solo puede más que el olvido si se juntan dos bocas en un beso prohibido.
José Ángel Buesa
Casi todos los grandes hombres han sido maniáticos, sólo que las consecuencias de su manía, de su idea fija, nos parecen útiles o estimables.
José Ortega y Gasset
Perdido en un mar de atletas.
Lance Armstrong
¿Qué pasará amor si mis pies a seguir tu huella se afanan y mis manos en perseguir hojas al viento, si convierto atormentadas nubes en llovizna y desquebrajadas olas en manso huracán, si mi voz repite que te amo en la penumbra, y tus besos es lo único que quiero?
Lina Zerón
Yo hago dinero con mi lapicero.
Luis Banchero Rossi
Incluso en el trono más alto, uno se sienta sobre sus propias posaderas.
Michel de Montaigne
Tengo una chica, mucho dinero, un Rolls Royce, buenos amigos, y familia. Ya sólo puedo pedir que el Manchester City quede campeón.
Noel Gallagher
No es la contaminación la que esta dañando el ambiente. Son las impurezas en nuestro aire y en nuestra agua las que lo están haciendo. Porque es tonta: Obviamente las impurezas son contaminación.
Pamela Anderson
Con el estudio de los libros se busca a Dios; con la meditación se le encuentra.
Pío de Pietrelcina
La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior, sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida y al lado del corazón para ser amada.
Talmud