¿Qué hay de común entre nuestro conocimiento y el de Dios, como no sea que los nombramos con un mismo vocablo? Los Profetas lo han expresado paladinamente: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice el Señor. Como son más altos los cielos que la tierra, así mis pensamientos y mis caminos son más altos que los vuestros.