El amor es el rey de la juventud, y el tirano de los viejos.
Luis XII de Francia
Es un lugar común hablar sobre cómo el colonialismo envilece por igual al colonizador y al explotado...
Álvaro Mutis
-el feto de 13 semanas es- Un ser vivo, claro; lo que no podemos hablar es de ser humano, porque eso no tiene ninguna base científica.
Bibiana Aído
La desesperación tiene sus propias calmas.
Bram Stoker
El hombre sabio busca lo que desea en su interior; el no sabio, lo busca en los demás.
Confucio
No suelo ver mis películas: por salud, por conservar el mito.
Eduardo Mignogna
La opinión pública está influida por los medios de comunicación y los medios están en manos de quienes mandan y los que mandan favorecen a los que dicen lo que a ellos les conviene y borran todo lo que no les conviene. Así que la opinión pública es, sobre todo, opinión mediática.
José Luis Sampedro
Algunas palabras abren heridas. Otras abren caminos.
José Narosky
Crea suficiente hambre y todos se volverán criminales.
Liam Neeson
Solo, con la ventana abierta a las estrellas, entre árboles y muebles que ignoran mi existencia, sin deseos de irme, ni ganas de quedarme a vivir otras noches, aquí, o en otra parte, con el mismo esqueleto, y las mismas arterías, como un sapo en su cueva circundado de insectos.
Oliverio Girondo
Largos goces iniciados, caricias no terminadas, como si aun no se supiera en qué lugar de los cuerpos el acariciar se acaba, y anduviéramos buscándolo, en lento encanto, sin ansia.
Pedro Salinas
La alegría es el goce más barato... Y sin embargo ¡Cuánto poder!
Ramón Carrillo
Para todos los asuntos parecen tener ustedes respuesta en su Biblia.
Sofía de Grecia
El miedo es el sentimiento más primitivo de todos, es muy animal, es muy difícil tomar conciencia de él y controlarlo. No es un buen sentimiento. El miedo puede inmovilizar.
Sophie Marceau
¿No los odias?, esos silencios incómodos. ¿Por qué necesitamos decir algo para rellenarlos?
Uma Thurman
Pasó un mes antes de que la gestalt de drogas y tensión en la que él se movía convirtiera aquellos ojos perpetuamente asustados en pozos de reflexiva necesidad. Vio cómo ella se fragmentaba, se quebraba como un iceberg, y cómo los trozos se alejaban a la deriva, y por último vio la necesidad cruda, la hambrienta armadura de la adicción.
William Gibson