Mas, ¡ay de mí!, que en ocasión perdida, la memoria del bien es mal doblado, que engendra un bien perdido muchos males.
Luis Vélez de Guevara
Sentía que se había producido en mi un gran cambio: mi emoción era mucho menos triste que el abatimiento en que estaba sumido hacía mucho tiempo. La tristeza de la separación se mezclaba con vagas pero dulces esperanzas, con la espera impaciente del peligro y con el sentimiento de una noble ambición. La noche se me hizo corta.
Aleksandr Pushkin
Oiga cálcese, póngase el otro teni.
Andrés López
La razón obra con lentitud, y con tantas miras, sobre tantos principios, que a cada momento se adormece o extravía. La pasión obra en un instante.
Blaise Pascal
Se puede organizar a las masas apelando a las emociones. Lo que más fuerza tiene es apelar al inconsciente, que tiene la capacidad de dominar y dejar de lado la razón.
Daniel Estulin
Hay un momento en la vida en el que uno se cansa de buscar razones que justifiquen el miedo a ser feliz.
Elísabet Benavent
La verdad es el principio de toda perfección, y la belleza, el gusto, la gracia no pueden existir fuera de ella.
Gaspar Melchor de Jovellanos
La verdad histórica es esencialmente revolucionaria.
Hugo Chávez
Y es que Andalucía.
José María Pemán
Solo un Dios puede salvarnos.
Martin Heidegger
Tiene glamour para maquillar la decadencia.
Moria Casán
El Partido Socialista es la entera emancipación de la clase trabajadora: es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e inteligentes.
Pablo Iglesias Posse
En general, las mujeres hablan desdeñosamente de los hombres tímidos, pero en el fondo les gustan. Un poco de aturdimiento lisonjea su vanidad y se sienten más fuertes; es una especie de tributo que se les paga.
Søren Kierkegaard
Se equivoca profundamente quien crea que establece mejor la más duradera autoridad por la fuerza que por un pacto amistoso.
Terencio
Como una hermosa casa, construída en terreno de ajena propiedad.
William Shakespeare
Quien no ve la mano que realiza la escritura, supone que el resultado procede del movimiento de la pluma.
Yalal ad-Din Muhammad Rumi