Que cuando sintamos la tentación de la prudencia, recordemos que tú has escogido la debilidad del mundo para derrotar a los fuertes y a los estúpidos, para confundir a los sabios. Porque la prudencia del mundo es enemiga de Dios.
Luís Espinal Camps
Toda cita literaria contribuye en cierta medida, a la estabilidad o al incremento del lenguaje.
Ben Jonson
Ése es el secreto de la literatura. Si te quedas en lo puramente local, desaparece pronto, si te vas voluntariamente a lo universal no vas a lograr la base real que te da la sociedad. De manera que es una mezcla de las dos cosas: lo universal y lo local van juntos, uno no puede prescindir del otro y, si se prescinde, la obra fracasa.
Carlos Fuentes
La cámara, ya sea por sus propios movimientos o por los de los planos sucesivos, puede permitirse no perder nunca de vista, encuadrar siempre, el elemento emotivo. Puede siempre enfocar en función de la mayor intensidad.
Edgar Morin
Buen orador es aquel que se convence a sí mismo.
Henry George Bohn
Cuando nos quedamos huérfanos, ya no hay nadie entre nosotros y la tumba.
Irvin D. Yalom
El viejo río fluía a la caída del día en todo su cauce, después de siglos de servicios prestados a la raza que poblaba sus márgenes, en la tranquila dignidad de un curso de agua que lleva a los confines de la Tierra.
Joseph Conrad
La poesía es útil sólo para los placeres del alma.
Joseph Joubert
No hay enemigo peor que el que trae rostro de amigo.
Juan Ruiz de Alarcón
Un genio debe demostrar que lo es a través de su obra.
Karlheinz Stockhausen
Un gran poeta es la joya más preciosa de una nación.
Ludwig van Beethoven
No cesaré de decírtelo: el sentimiento de la humanidad es quimérico; jamás podrá hacer frente a las pasiones, ni incluso a las necesidades, si contemplamos que durantes siglos los hombres se devoran unos a otros.
Marqués de Sade
Llega un momento en que aspiramos a escribir algo peor.
Oliverio Girondo
Odio al cinismo más que al diablo, a menos que ambos sean la misma cosa.
Robert Louis Stevenson
La corona de la verdadera nobleza es una corona de espinas.
Thomas Carlyle
Cuando hablábamos de los intentos de infundir en el prisionero ánimo para superar su situación, decíamos que había que mostrarle algo que le hiciera pensar en el porvenir. Había que recordarle que la vida todavía le estaba esperando, que un ser humano aguardaba a que él regresara. Pero, ¿Y después de la liberación? Algunos se encontraron con que nadie les esperaba.
Viktor Frankl