Frase de Luis Alberto Costales

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Aspiro morir entre la penumbra de oro de una tarde, escuchando el musitar opaco y tenue de la lluvia...... - Luis Alberto Costales

Aspiro morir entre la penumbra de oro de una tarde, escuchando el musitar opaco y tenue de la lluvia...

Luis Alberto Costales

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Habrá aviones, y si no, lo haremos de globos.

Alfonso Rus Terol

¿Para qué es oro el tiempo más que para verlo pasar acariciándolo?

Camilo José Cela

Cuando ya del destino me quejaba sólo un bien me rescataba, una ventura y eras tú, madre mia, tú, mi amor, mi esperanza, mi alegria.

Clemente Althaus

El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices.

Friedrich Nietzsche

Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.

Gabriel García Márquez

Las personas reales están repletas de seres imaginarios.

Graham Greene

Los necios dan los banquetes, y los avisados se aprovechan de ellos.

John Florio

¡Presentar lo que es verdad, escribirlo para que quede claro, defenderlo hasta el último aliento!

Ludwig Boltzmann

Dios es una mera creación del hombre. Un invento si se quiere prestigioso.

Mario Benedetti

La violencia de su desesperación -dijo- demuestra que por lo menos el vicio no se ha vuelto familiar para ella.

Matthew Gregory Lewis

Cuando más te carga el Estado de obligaciones y deberes, más te recuerda que es un Estado de dereho.

Pedro Ruiz

Pocos hombres son llamados para gobernar ciudades o imperios; pero cada cual está obligado a gobernar sabia y prudentemente su familia y su casa.

Plutarco

Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!.

Rubén Darío

El significado de la vida no es la seguridad, las grandes oportunidades son riesgosas.

Shirley Hufstedler

Y, por un instante, ella miró aquellos dulces ojos azules, y supo, con una instintiva certeza animal, que los desmesuradamente ricos ya no tenían nada de humanos.

William Gibson