La sabiduría es algo frío y, en esa medida, tonto. (La fe, por el contrario, una pasión.) También podría decirse: la sabiduría sólo te encubre la vida. (La sabiduría es como una ceniza gris y fría que cubre las brasas.)
Ludwig Wittgenstein
La vida es demasiado corta como para perder una parte preciosa fingiendo.
Alfred de Vigny
Nunca me enfado por lo que la gente me pide, sino por lo que me niega.
Antonio Cánovas del Castillo
Quinto Curcio ha señalado con acierto, no hay medio más eficaz para gobernar a la masa que la superstición.
Baruch Spinoza
Casi todos los médicos tienen sus enfermedades favoritas.
Henry Fielding
A ningún hombre debe obligársele a hacer el trabajo que puede hacer una máquina.
Henry Ford
Continúa cuando estés desalentado, porque donde no hay fe en el futuro, no hay poder en el presente.
Howard Hughes
He creado ya, mi propia religión, mi propio Dios, ideas claras para entrar en razón.
Kase.O
No pienses que lo eres. Sabes que lo eres.
Laurence Fishburne
La validez de los sentidos es un axioma. Lo mismo que el hecho de la existencia de la conciencia, el axioma está fuera de la necesidad de ser probado, ya que es la condición previa a toda prueba.
Leonard Peikoff
... acomplejado, con mala conciencia e ideas confusas.
Mariano Rajoy
Nunca preguntéis a un hombre si sufre, porque siempre se está sufriendo en alguna forma y en algún camino.
Otto René Castillo
El amor permanece. ¡Son los hombres los que cambian!
Paulo Coelho
Nada poseemos en el mundo -porque el azar puede quitárnoslo todo-, salvo el poder de decir yo. Eso es lo que hay que entregar a Dios, o sea destruir. No hay en absoluto ningún otro acto libre que nos esté permitido, salvo el de la destrucción del yo.
Simone Weil
El buen amante, como el buen artista, no entiende de tiempos de ejecución, entiende de ejecución. No entiende de minutos, entiende de duración.
Valérie Tasso
Soy un fantasma que desea lo que todos los fantasmas -un cuerpo- después del largo tiempo que estuve cruzando avenidas inodoras del espacio sin vida al no olor incoloro de la muerte...
William Burroughs