Tenemos bastante idea de cómo sería un mundo científicamente controlado. En el mejor de los casos, sería como el Mundo feliz de Huxley; en el peor, como el de 1984 de Orwell. Es un hecho empírico que los logros científicos se dedican tanto o más al uso destructivo que al constructivo.
Los propósitos que hacemos de no engañar nunca a nadie, ríos exponen a ser engañados con frecuencia.