¡Me parece horrible irse de este mundo sin dejar una persona que lo sienta!
Lucy Montgomery
Los necios se precipitan por donde los ángeles temen poner el pie.
Alexander Pope
Hamilton se ha llevado a alguien, se ha llevado a Hamilton. (Canadá 2008).
Antonio Lobato
Con los poetas, como con el amor, pasa algo muy raro. Hay poetas que uno deja de leer y otros a los que no abandona nunca. Los hay que son un flechazo, pero no amores duraderos. Y hay poetas a los que uno ama siempre.
Francisco Fernández Ordóñez
Descubrí entonces un grupo de ranas muy ocupadas en alimentarse en un charquito entre los árboles. Me detuve para mirarlas y ellas me dieron una lección en su firme voluntad de continuar viviendo.
H. G. Wells
Es tan difícil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse.
Henry David Thoreau
La mayor maravilla de la Naturaleza que te sorprenda, la hizo el Creador con un acto simple de su suprema voluntad.
Joaquín Fernández de Lizardi
Cada instrumento (o medio) debe adaptarse a la experiencia.
Leonardo da Vinci
La exposición constante a unos medios de comunicación peligrosos enseñan a los chicos que las únicas claves para darse la gran vida son el sexo, el sexo y un poco más de sexo todavía, además de disponer de un montón de dinero y de fama.
Meg Meeker
Un te quiero, un hasta luego y un por qué, una suerte que me ampara porque yo me la busqué.
Nach
La ropa sucia se debe lavar en casa.
Proverbio
Se cree que el chupacabras es un caso típico, producto de la mixtura entre dos políticos. Es un depredador furtivo, jamás he visto semejante parecido.
Ricardo Arjona
Y la moraleja de esta historia es que los buenos ganan, los malos pierden, e Inglaterra triunfa.
Roger Allam
La sociedad valora mucho su hombre normal. Se educa a los niños para que se pierdan a sí mismos y así llegar a ser absurdos, es decir, hombres normales.
Ronald David Laing
El hombre que en su casa gobierna sin tacha quiere también verse bien gobernado.
Sófocles
Puedes olvidar a aquél con el que has reído pero no a aquél con el que has llorado.
Yibrán Jalil Yibrán