Yo le hago la apología a la ginebra, pero ahora ya no quiero más. Nunca pensé que fuera el elixir de la vida, más bien es el elixir de la muerte, y te vas dando cuenta dentro de tu cuerpo, te vas dando cuenta que algo se está extinguiendo.
Luca Prodan
Los privilegios no tienen ningún valor cuando atentan contra el Estado.
Anónimo
En nuestro software no hay ni habrá fallos realmente importantes tal que un número considerable de usuarios quiera que se arreglen.
Bill Gates
Yo soy la ley de aquí!
Eddie Guerrero
Lo bueno vale caro e lo malo haze daño.
Fernando de Rojas
El hombre que no tiene nada que perder es peligroso.
Goethe
Al mismo río entras y no entras, pues eres y no eres.
Heráclito
Sacar lustre a la política quizá nos exija no imitar a los predicadores de utopías imposibles y dedicarnos, más a que dar vueltas a cual sea el ideal de justicia perfecta, a resolver injusticias concretas. Necesitamos fiarnos de los ingenieros de la eficacia antes que de los profetas del dogma.
José Bono
Una puerta de ramajes y como cerradura un caracol.
Kobayashi Issa
Pienso que tu vida se muestra en tu cara y debes estar orgulloso de ello.
Lauren Bacall
Soy ateo gracias a Dios.
Luis Buñuel
¿Cómo se atreve usted a hacer esa acusación tan grave sin pruebas, cómo se atreve a decir que yo he dado la cinta, que hablar en el Parlamento es una filtración? ¿Pero qué respeto tiene usted a la filtraciónes?, ¿qué respeto eh al Parlamento.
Magdalena Álvarez
El odio más grande es silencioso.
Morris West
El aprendizaje de ratero tiene esta ventaja: darle sangre fría a uno, que es lo más necesario para el oficio. Además, la práctica del peligro contribuye a formarnos hábitos de prudencia.
Roberto Arlt
Tenga calma la compaña ya viene la despedida; la poca sabiduría mis ocurrencias empaña. Siempre la suerte me engaña por mucha ilusión que tenga; que la fuerza me sostenga si el sacrificio es en vano, y no me condene, hermano: no hay mal que por bien no venga.
Violeta Parra
Estad siempre dispuestos a hablar con franqueza y evitaréis la compañía de los hombres ruines.
William Blake