La claridad es la buena fe de los filósofos.
Luc de Clapiers
Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía.
Anaxágoras
No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices, quiere que seamos capaces de amar y de ser amados, quiere que maduremos, y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama nos concedió el don de sufrir; o por decirlo de otro modo: el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo de sordos; porque somos como bloques de piedra, a partir de los cuales el escultor poco a poco va formando la figura de un hombre, los golpes de su cincel que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos.
C. S. Lewis
No es la respuesta que aclara, es solamente la pregunta.
Eugène Ionesco
El arte por el arte es la filosofía de los bien alimentados.
Frank Lloyd Wright
Todas las reglas que para el estudio se formulan, yo las sintetizaría en una sola: aprende sólo a crear. Unicamente mediante este poder divino de producir, el hombre es completo; sin aquél, el hombre no es más que una máquina bastante bien organizada.
Friedrich Schelling
Vivimos en medio de fenómenos deducidos y no tenemos la menor idea de cómo acceder a la cuestión primordial.
Goethe
El hombre nunca mira al cielo porque simpre lo tiene a la vista.
Jean-Baptiste Lamarck
¿Venís a picotearme los ojos aún vivo, revuelo de moscas?
Masaoka Shiki
Dios nunca te ha llamado a ser otro más que tú mismo. Pero te llamó a ser el mejor tú que puedas ser. De lo que realmente se trata es de quién eres tú en tus mejores momentos.
Max Lucado
¿Abogada? Eres una asistenta social para terroristas.
Philip Seymour Hoffman
Vivir sin un amor, no vale nada, no vale nada tu vez.
Rubén Blades
No llores por quien no te ama, ama a quien por tí llora.
Shakira
El gran peligro de la globalización es que nos empuja a una megalengua común.
Umberto Eco
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.
Walt Disney
Si el amor y el deber se encuentran, empieza el estado de gracia y se llega a una felicidad que es muy difícil imaginar.
William Somerset Maugham