La vida es demasiado corta para dedicarse al ajedrez.
Lord Byron
Ni hay dulzura cual la muerte para el que la está llamando.
Alonso de Barros
Empezaré haciendo algo muy impopular, algo que no encaja en las modas intelectuales de hoy en día, y que, por lo tanto, es anti consenso: Empezaré por definir los términos que emplee, para que así sepa usted de qué estoy hablando...
Ayn Rand
Vísteme despacio que llevo prisa.
Felipe II de España
Si se duermen, se los lleva la llorona.
Francisco Maturana
Tal vez aquellos quienes son los más apropiados para tener el poder, son aquellos que nunca lo buscaron. Aquellos quienes, como tú, tienen el liderazgo, y toman las riendas por qué deben hacerlo, y descubren, para su propio asombro, que lo hacen bien.
J. K. Rowling
El hombre se distingue de los demás animales por ser el único que maltrata a su hembra.
Jack London
Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno.
Jorge Luis Borges
El mundo tiene suficiente comida. Lo que le falta es la voluntad política para asegurar que toda la gente tengan acceso a esta abundancia, que toda la gente disfrute de la seguridad alimentaria.
Kofi Annan
¿Napoleón emperador? Es un hombre como los demás -dijo Beethoven a su discípulo -. ¡Ahora va a pisotear todos los derechos humanos, sólo se guiará por su ambición, querrá ponerse por encima de todos, y se convertirá en un tirano!
Ludwig van Beethoven
La lengua es la casa de la verdad del ser.
Martin Heidegger
Un hombre puede creer o no creer, eso es cosa suya. Porque es su propia vida la que apuesta por la fe, la incredulidad, el amor y la inteligencia. Y no hay sobre la tierra otra verdad más grande para el espíritu humano que esta gloriosa y humilde condición. El hombre arriesga su propia vida cada vez que elige y eso lo hace libre.
Máximo Gorki
Nuestros enemigos dirán gustosos lo restante.
Obispo William Fleetwood
La envidia de la felicidad ajena es como la guadaña que siempre se está afilando y afilando.
Ramón Gómez de la Serna
El perdón es la forma definitiva del amor.
Reinhold Niebuhr
La experiencia final para el hombre que vuelve a su hogar es la maravillosa sensación de que, después de todo lo que ha sufrido, ya no hay nada a lo que tenga que temer, excepto a su Dios.
Viktor Frankl