... y desde entonces llamo o fluir de otra manera, el príncipe contonea su caballo a toda hora y yo le he dado agua de todo movimiento aquí y es lo que sobra, tal vez aglutinar la otra manera de mirarte o estar o parecer un poco.
Liliana Celiz
No hay nada más despreciable que el respeto basado en el miedo.
Albert Camus
- ¿Qué sabes tú de este asunto? - Nada. - ¡¿NADA DE NADA?! - ¡NADA DE NADA!
Anónimo
Es tan poco correcto abusar de otros. La violencia nunca es la respuesta.
Avril Lavigne
Los embajadores son espías públicos, y sin faltar a la ley divina ni al derecho de las gentes, pueden corromper con dádivas la fe de los ministros para descubrir lo que injustamente sé maquina contra su príncipe.
Diego de Saavedra Fajardo
Me gustaría solo escribir, no actuar.
Fernando Fernán Gómez
El matrimonio acaba muchas locuras cortas con una larga estupidez.
Friedrich Nietzsche
A quien me lo pregunta le contesto siempre con la verdad: las putas no me dejaron tiempo para ser casado. Sin embargo, debo reconocer que nunca tuve esta explicación hasta el día de mis noventa años,...
Gabriel García Márquez
Hay que saber dónde está el límite para poder llegar.
Jean Cocteau
Es imposible volvernos instruidos si sólo leemos lo que nos gusta.
Joseph Joubert
Soy egoísta y egocéntrico. Los otros constituyen, con demasiada frecuencia, un notable y desagradable fastidio.
Marlon Brando
Más valiera haber nacido asno que tener que ver a los que son peores que nosotros viviendo ostentosamente.
Menandro
Libertad moral es la única libertad verdaderamente importante.
Petrus Jacobus Joubert
A mí, por lo menos, me ha sucedido varias veces. Y es porque en estas tierras nuestras, de impresionante silencio y trágica soledad, se siente que todavía no ha terminado el día sexto del Génesis, y que aún circula por ellas el soplo creador. Y por eso las llamo las tierras de Dios.
Rómulo Gallegos
La mejor prueba de que la navegacion en el tiempo no es posible, es el hecho de no haber sido invadidos por masas de turistas provenientes del futuro.
Stephen Hawking
No más llanto, no más queja, éste es el último poema desolado. Cuando dejes de quejarte, tu alma se refrescará. Cuando dejes de llorar, tus ojos se iluminarán.
Thich Nhat Hanh