La hiedra tiene larga vida.
Leonardo da Vinci
No pongas un poder ilimitado en las manos de tu marido.
Abigail Adams
La primera regla del club de la lucha es que no se habla del club de lucha.
Chuck Palahniuk
No existe arte cuando se hace algo sin intención.
Duke Ellington
Tú no creaste tu cuerpo, y tampoco eres capaz de controlar las funciones corporales. En tu cuerpo opera una inteligencia mayor que la mente humana. Es la misma inteligencia que lo sustenta todo en la naturaleza. Para acercarte al máximo a esa inteligencia, sé consciente de tu propio campo energético interno, siente la vida, la presencia que anima el organismo.
Eckhart Tolle
La vida es siempre un millón de probabilidades. Esto hace la garantía y la justificación del arte.
Franz Tamayo
No se sentía mejor, por supuesto, pero tampoco peor.
Gabriel García Márquez
Cállate Conchetumadre.
Jorge González
Las sociedades son apáticas y ni siquiera la evidencia de los hechos las conmueve o las mueve. Si no hay resistencia se puede llevar a las sociedades donde quiera.
José Saramago
El sentimiento de salud produce salud; el sentimiento de prosperidad produce prosperidad.
Joseph Murphy
El carácter más apropiado para educar humana y cristianamente a los niños y jóvenes es el que reúne la jovialidad, la afabilidad y la constancia que sólo se hallan en un corazón humilde y bondadoso.
Marcelino Champagnat
Cuanto más conoces el verdadero amor, más se aleja todo lo demás.
Mercedes Pinto Maldonado
¡Cuantas cosas que ayer eran artículos de fe, son fábulas hoy!
Michel de Montaigne
Justamente ahora... irrumpes en mi vida, con tu cuerpo exacto y ojos de asesina.
Ricardo Arjona
Cuando un día es igual que los demás, es como si todos ellos no fueran más que un único día; y una monotonía total convetiría hasta la vida más larga en un soplo que, sin querer, se llevaría el viento.
Thomas Mann
Si se atuvieran a la propia experiencia, sentirían siempre que eso no es lo que quieren, que no hay nada más aburrido y pueril e inhumano que el amor, pero, que al mismo tiempo, es bello y necesario.
Virginia Woolf