La revolución es guerra, la única en verdad legítima, justa y grande, entre cuantas ha conocido la historia. En Rusia, esta guerra ha sido declarada, y ha comenzado.
Lenin
Pero le hemos hecho creer que la democracia iba a resolver todos los grandes males que pueden existir en España... Y no era cierto. La democracia es sólo un sistema de convivencia. El menos malo de los que existen.
Adolfo Suárez
De los suspiros algo nace que no es la pena, porque la he abatido antes de la agonía; el espíritu crece olvida y llora: algo nace, se prueba y sabe bueno, todo no podía ser desilusión: tiene que haber, Dios sea loado, una certeza, si no de bien amar, al menos de no amar, y esto es verdadero luego de la derrota permanente.
Dylan Thomas
Este silencio, blanco, ilimitado, este silencio del mar tranquilo, inmóvil.
Eliseo Diego
Cuando el tiempo se atasca en sus rompeolas, tu acaso al suyo inmenso reconcilias, y afloras más precisa, memoria, de la oscura región donde bajabas, como ahora al escampar se espesa el verde en los ramajes, el bermejo en los muros.
Eugenio Montale
Para mí, la vida es como una posada del camino, donde debo demorarme hasta que llegue la diligencia del abismo.
Fernando Pessoa
En política, si las cosas no cambian, es porque siguen igual.
Filósofo de Güémez
La gente siempre ha celebrado lo macabro.
Jessica Lange
No hay mujer fea solo belleza rara.
Les Luthiers
Como está bien educada, nunca tuvo voluntad propia.
Manuel Eduardo de Gorostiza
Eres diferente, no permitas que nadie te diga que no tienes nada que ofrecer.
Michael Douglas
Incluso si ustedes no escuchan mi voz, continúen la resistencia.
Muamar el Gadafi
Los libros antiguos, como sabéis, son los libros de la juventud del mundo, y los libros nuevos son el fruto de su tiempo.
Oliver Wendell Holmes
La imaginación es como cruzar una puerta, donde debería poner: Cuidado con el escalón.
Rafael Estrada Delgado
Los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país.
Thomas Macaulay
Los niños son mendigos por intuición.
Wenceslao Fernández Flórez