A veces, un suceso puede cambiarnos la vida en un abrir y cerrar de ojos, sin que nos demos cuenta. Remueve algo en nosotros de lo que no somos activamente conscientes, y esa inquietud se afianza en nuestro interior, hasta que un día explota en forma de ataque de pánico, y nos damos cuenta de que somos vulnerables, y no las rocas que creíamos ser.