Polonia es como un tablero de ajedrez en el que unos juegan al ajedrez y otros a las damas. Nadie puede ganar, pero sí todos decir: he ganado.
Lech Walesa
¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
Albert Einstein
Las ideas contrarias clarifican las propias.
Alejandro Carrión
Y esta 'tierra' (el cuerpo de Cristo) fue excavada y arada con los clavos y con la lanza; y de ella se dice: La tierra excavada dará fruto a su tiempo. La carne de Cristo, traspasada, dará el reino de los cielos.
Antonio de Padua
Eres un juerguista, por eso caes bien a todos.
Daniel Brühl
Una persona tiene un 15 por ciento más de posibilidades de ser feliz si está directamente conectada a una persona feliz.
Elsa Punset
A cuyo son divino -el de la música- el alma, que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida de su origen primero esclarecida.
Fray Luis de León
Si bien los hombres no son siempre corteses, las mujeres, a su vez, son siempre de una incalificable grosería.
Guy de Maupassant
Si nosotros escribimos una canción sobre el 11 9, va a ser desde el punto de vista del terrorista porque eso es lo que hacemos en esta banda.
Jeff Hanneman
Ahora me hablan por teléfono cuando en cincuenta días me veían como un loco con piojos.
Luis Juez
¿Qué gran causa habría sido luchada y ganada bajo el lema: Estoy a favor del consenso?
Margaret Thatcher
Cuando tú, al mirarme en la nada, inventaste la primera palabra. Entonces, nuestro encuentro.
Rafael Alberti
Cada hombre es un imitador y un prestatario, la vida es teatral y la literatura una cita.
Ralph Waldo Emerson
¿Por qué un hombre pasa los días sentados detrás de un escritorio, haciendo girar sus pulgares para pasar el tiempo?
Soichiro Honda
Es compuesta de flores maravilla, divina protectora americana, que a hacerse pasa rosa mexicana, apareciendo rosa de Castilla.
Sor Juana Inés de la Cruz
Cuando todo lo que queremos de una persona es su cuerpo y, en el fondo, no queremos su mente, su corazón ni su espíritu (todos ellos inhibidores de los fluidos procesos de la era de las máquinas), reducimos esa persona a una cosa.
Stephen Covey