En política no hay cosa bonita.
Lazkao Txiki
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.
Alejandra Pizarnik
Nada hay más fecundo en maravillas que el arte de ser libre; pero nada asimismo tan duro como el aprendizaje de la libertad.
Alexis de Tocqueville
Un buen padre tiene algo de madre.
Anónimo
El humano juzga todo en el minuto presente sin entender que juzga solo un minuto: el minuto presente.
Antonio Porchia
De la misma manera que la fuerza del espíritu supera a la del cuerpo, los sufrimientos espirituales son más intensos que los corporales.
Cicerón
Recostándote en mis brazos porque la vida no es un párrafo y la muerte yo creo no es ningún paréntesis.
E. E. Cummings
Mirad con el microscopio de la sociología las joyas con que se engalanan los burgueses y veréis que en sus piedras preciosos se encuentran los glóbulos rojos que faltan en la sangre de los proletarios.
Fernando Tarrida del Mármol
La alienación intelectual es una creación de la sociedad burguesa. Yo llamo sociedad burguesa a toda sociedad que se esclerotiza en unas formas determinadas, prohibiendo toda evolución, toda marcha, todo progreso y todo descubrimiento.
Frantz Fanon
Muchos hay que no conocen su debilidad, pero otros tantos hay que no conocen su fuerza.
Jonathan Swift
El alma que está enamorada de Dios es un alma gentil, humilde y paciente.
Juan de la Cruz
Las cosas sólo se pueden entender correctamente cuando se capta su espíritu mismo con pureza, lejos de las palabras e imágenes que las representan.
Kenzaburo Oe
Yo no separo a Cristo y a Dios más que una voz del hablante o un rayo del Sol.
Miguel Servet
Respira. Deja ir. Y recuerda que este preciso momento es el único que sabes que tienes seguro.
Oprah Winfrey
De noche todos los gatos son pardos.
Proverbio
Tuve miedo como no lo he tenido jamás, pero no quise que mi madre y mis hermanas me creyesen cobarde, y permanecí inmóvil en medio del presbiterio, con los ojos fijos en la puerta entreabierta. La luz de la lámpara oscilaba. En lo alto mecíase la cortina de un ventanal, y las nubes pasaban sobre la luna, y las estrellas se encendían y se apagaban como nuestras vidas.
Ramón María del Valle-Inclán